martes, 18 de marzo de 2014

Recursos Catequesis Segundo Domingo de Cuaresma Ciclo A



Fuente: elrincondelasmelli


Fuente: club net

Ideas y recursos para la catequesis: Celebrando la Palabra de Dios con los niños II Domingo de Cuaresma -Ciclo A-

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona



Fuente: http://sobrecatequesis.blogspot.com.es

-Cada país tiene sus montañas sagradas. Ya Moisés, en el Monte Sinaí, había tenido la revelación de Dios en una zarza ardiente y un poco más tarde, durante el Éxodo, recibió allí mismo las Tablas de la Ley. Jesús también subió a una montaña. La montaña es un lugar simbólico en la Biblia: nos acerca al cielo, y acerca sobre todo el corazón del hombre al corazón de Dios.



¡Llévame a la montaña!
Llévame lejos, más alto, 
más cerca de la luz.



Llévame a contemplar el mundo, 
a llenar mis ojos de maravillas, 
a ver todo lo que nos rodea 
un poco más allá.



Llévame a respirar 
aire puro, 
a sentir cómo el viento fresco 
me invade completamente.



Llévame allí donde 
el cielo casi toca la tierra, 
allí donde Dios 
habla al corazón del hombre, 
allí donde el hombre se extasía 
ante tanta hermosura 
creada por Dios.


Colorea la Transfiguración del Señor en el Monte Tabor:














Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma  – Ciclo A

Génesis 12, 1-4: “Vocación de Abraham, padre de] pueblo de Dios”

Salmo responsorial 32, 4-5. 18-19. 20 y 22: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”

2 Timoteo 1, 8-10: “Dios nos llama y nos ilumina”

Mateo 17, 1-9: “Su rostro resplandecía como el sol”
Ficha Catequesis Transfiguración del Señor:
Sopa de Letras La Transfiguración del Señor en el Monte Tabor:
Cruzada de Palabras de la Transfiguración del Señor:
Preguntas tipo test sobre la Transfiguración del Señor:

 
Ficha sobre la Transfiguración de Jesús: Decubre el mensaje siguiendo los hilos



Fuente: Church Forum

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

“Este es mi Hijo muy amado, ….escúchenlo”
Mt 17, 1-9

JESÚS HABÍA SUBIDO ORAR
La primera enseñanza importante es, que Jesús había subido orar, él siempre lo esta haciendo, es un modelo que debemos hacerlo parte de nuestra vida diaria, orar al Padre. En esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos, entregándonos una gran oportunidad para aprender de este ejemplo, cuando Jesús invita a seguirlo, es porque nos esta dando la oportunidad de ser testigo de las maravillas del Señor, como para darnos a conocer cada instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones que nos hace Jesús, tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar silencio para oírlo.
Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

“Este es mi Hijo muy amado, ….escúchenlo”
Mt 17, 1-9

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

“Este es mi Hijo muy amado, ….escúchenlo”
Mt 17, 1-9

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

“Este es mi Hijo muy amado, ….escúchenlo”
Mt 17, 1-9

La Cuaresma es un tiempo de escucha, es un tiempo apropiado para convertirse a Dios que es amor. Un medio eficacísimo para ello es la oración. Orar, no es pedir cosas. Principalmente es aprender del ejemplo de Jesús. ¿Estamos orando más por los demás y aprendiendo del ejemplo del Señor en la oración?

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

“Este es mi Hijo muy amado, ….escúchenlo”
Mt 17, 1-9

SU ROSTRO RESPLANDECÍA
En aquella elevada soledad Jesús les muestra su aspecto divino "cambiando de aspecto". De acuerdo al relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se transfiguró en presencia de sus apóstoles, y como dice Mateo, insiste particularmente en la luz y el fulgor que emanan de él, su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve.
De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen resplandecientes.

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Mateo 17, 1-9: “Su rostro resplandecía como el sol”

En el texto de Mateo, la narración de la transfiguración comienza con una indicación cronológica -“Seis días después”- que lo vincula con lo precedente, es decir, con la profesión de fe de Pedro, con el primer anuncio claro por parte de Jesús de su pasión y con la declaración de que para ser discípulos es necesario seguirle por el camino de la cruz. “Seis días después” el Maestro lleva a tres de sus discípulos a una montaña alta para que participen en la experiencia anticipada de la gloria prometida después de padecer. 

En aquel elevado y solitario monte, Jesús les muestra su divinidad “cambiando de aspecto”. Mateo insiste particularmente en la luz y el fulgor que emanan de él, evocando la figura del Hijo del hombre y la narración de la manifestación de Yavé en la cumbre del Sinaí (Ex 34,29-33). 
La transfiguración, confirmación solemne de la palabra de los profetas, es una invitación apremiante a los discípulos del Señor para que fijemos nuestra atención en las Escrituras, que dan testimonio de que el Mesías debía pasar por el sufrimiento y la muerte para entrar en su gloria. En el monte Tabor, Pedro, Santiago y Juan no se duermen como en Getsemaní; se llenan de espanto y caen de bruces. Es lo que ocurre siempre ante una manifestación divina. Pero esta teofanía pone a los discípulos frente a la Pascua de Cristo, misterio de muerte y resurrección, cuyo aspecto oscuro, como testimonian los evangelios, tanta dificultad tuvieron en admitir. «No temáis», les dice Jesús, lo mismo que en las apariciones pascuales. Se acordarán de ello después de Pentecostés cuando, llenos del Espíritu Santo, anuncien con firmeza: “Dios nos salvó por medio de Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal”. 

Hoy la Iglesia y los creyentes no caminamos a tientas, en medio de la oscuridad. Desde que cubrió con su sombra a Pedro, a Santiago y a Juan, la nube luminosa que nos guía va siempre delante de nosotros.

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

2 Timoteo 1, 8-10: “Dios nos llama y nos ilumina”

Desde Roma Pablo, en la cárcel como un delincuente, envía a su querido discípulo Timoteo, obispo de Éfeso, una desgarradora llamada con tono de último mensaje. A la prisión, se añade el sufrimiento moral, pero no debe ser motivo de vergüenza o desaliento para el hijo espiritual. Es, más bien, el momento oportuno para reavivar el carisma recibido mediante la imposición de las manos de los presbíteros y obtener el espíritu de fortaleza, amor y sabiduría que permite afrontar victoriosamente la hora de la prueba. Es inevitable que los discípulos de Cristo deban sufrir a causa de su fe, pero no están solos en la persecución: la gracia de Dios sostiene en el momento de dar testimonio y hace que incluso la debilidad humana concurra a la salvación 
(2,10-1 2a). 

La encarnación, la muerte y la resurrección del Salvador, nos ha abierto un acceso a la luz, venciendo la muerte; siguiendo sus huellas y las huellas de todos los santos que han seguido fielmente a Jesús, también, Timoteo (y, como él, cualquier cristiano) podrá afrontar con fe y amor los sufrimientos por el Evangelio. La nostalgia de la separación, la timidez humana de Timoteo, la “escandalosa” situación en la que Pablo se encuentra, las reiteradas alusiones a la cárcel y a la indefención de los cristianos, podrían arrojar una oscura sombra en la vida del discípulo, por eso el apóstol -con un vocabulario que evoca la luminosidad- alienta: Cristo sacó a la luz la vida inmortal.
Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Salmo responsorial 32, 4-5. 18-19. 20 y 22: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”

Se trata de un himno de alabanza. Este tipo de salmos se caracteriza por la alabanza a Dios y por destacar uno o varios aspectos de su presencia y actividad en el mundo. 
Los himnos de alabanza tienen normalmente una introducción, un núcleo central y una conclusión. Así sucede en este salmo. 

La introducción (1-3) está caracterizada por la invitación dirigida a los rectos y a los justos para que aclamen al Señor, lo alaben y canten y toquen en su honor. El clima, por tanto, es de alegría y celebración, todo ello animado por instrumentos musicales (la cítara y el arpa de diez cuerdas). En la invitación se pide, además, que se entone al Señor un cántico nuevo, acompañando con música el momento de la ovación, es decir, el momento en que se produzcan las aclamaciones de los fieles. Como puede verse, ese himno habría surgido en el templo de Jerusalén, con motivo de alguna festividad importante. 

En los versículos (4-9), se celebra la Palabra creadora del Señor. Antes de describir lo que ha creado, se subraya su principal característica (es recta) y también la de su obra creadora (todas sus acciones son verdad, es decir, en la creación, todo es reflejo de la fidelidad de Dios, versículo 4) y el rasgo fundamental del Señor en este salmo: es un Dios que ama la justicia y el derecho, cuya bondad llena toda la tierra (5). Se pasa, entonces, a describir lo que esta “Palabra recta” ha producido como rasgo de la fidelidad de Dios: el cielo y sus ejércitos -1os astros, las estrellas- (6). Además, le ha puesto un límite a las aguas del mar, metiendo los océanos en inmensos depósitos (7). Después se expresa un deseo: que la tierra entera tema al Señor (8), pues su Palabra no es algo estéril, sino que es Palabra creadora (9), 

el salmo muestra a Dios como creador de todos y como conocedor de la intimidad del ser humano. Para Dios todo es transparente, incluidas las motivaciones profundas que mueven a actuar al ser humano (13-15). Si el Señor conoce por dentro al ser humano, es inútil buscar seguridad en otros seres o cosas (16-17), pues la seguridad de los que temen a Dios tiene nombre propio: Yavé –“el Señor”-(18). El los libra del hambre y de la muerte (19). 
La conclusión (20-22) refuerza el tema de la esperanza y de la confianza que el pueblo tiene en el Señor, concluyendo con una petición: que la esperanza del pueblo se vea coronada por la misericordia del Señor.
Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Génesis 12, 1-4: “Vocación de Abraham, padre de] pueblo de Dios”

Toda vocación empieza por una llamada que nos saca de nuestra casa y de nuestras casillas. Puede tener formas diversas, pero siempre es una llamada a cortar con algo o con alguien, a ponerse en camino, a superarse, trascenderse y transfigurarse. La llamada puede decir: sal o sube o baja o ven...

No se sabe lo que nos espera, pero hay promesa y bendición: «crecerás, te ensancharás», tendrás fruto, darás vida, vivirás...

No responder a la llamada significa conformismo, rutina, apego, falta de libertad, esclerosis, parálisis, vejez, vacío, tristeza, esterilidad, muerte.

Foto: Domingo 16 de Marzo – 2° del Tiempo de Cuaresma – Ciclo A

Génesis 12, 1-4: “Vocación de Abraham, padre de] pueblo de Dios”

Salmo responsorial 32, 4-5. 18-19. 20 y 22: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”

2 Timoteo 1, 8-10: “Dios nos llama y nos ilumina”

Mateo 17, 1-9: “Su rostro resplandecía como el sol”

Fuente: facebook catequesis para niños

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