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miércoles, 27 de febrero de 2013
martes, 26 de febrero de 2013
Herramientas para Cuaresma
1. La mesa de la oración.
Para comprender y entender la voluntad de Dios
en nuestra vida. ¿Qué querrá el Señor de mí?
2. El destornillador del perdón.
Para aflojar situaciones tensas y, por lo tanto,
al igual que Jesús Maestro ofrecer el perdón sin exigir
nada a cambio.
3. La sierra de la confesión.
Para cortar con todo lo que nos separa del amor de Dios.
Para apartar de nuestro lado aquellas actitudes que no
nos permiten vivir como hijos de Dios y por lo tanto
para permitir que Dios vuelva a recuperar la noble
madera que tenemos en el corazón.
4. El martillo de la fe.
Para no desesperar ante un mundo incierto.
Para llegar al fondo de los misterios pascuales.
La fe nos hace comprender que, Dios, es amor
y que lo ofrece gratuita y generosamente.
Sólo nos pide correspondencia y confianza.
5. El metro de la penitencia.
Para marcarnos pequeñas metas que nos inviten
a ponernos en camino saliendo al encuentro del Señor
que sube hacia Jerusalén.
6. El torno de la conversión.
Para moldear nuestra persona, nuestro corazón
y nuestra alma con la fuerza del Espíritu.
Dos grandes enemigos salen a nuestro paso:
el todo vale y el todo da igual.
7. El clavo del amor.
Para volcarnos e incrustarnos de lleno allá donde existe
soledad e incomprensión. Cristo fue sensible a los dramas
de las personas. También nosotros podemos llevar
seguridad a aquellos que nos rodean con un poco de afecto.
8. El cristal de la transparencia.
Para que el Señor y también los demás nos vea
tal y cual somos. Pedro se comprometió a ser fiel
aún a sabiendas de que, su debilidad, podría más
que sus promesas. Ser transparente significa
también ser humilde. Mostrarnos tal y cual somos.
9. Las gafas de la esperanza.
Para ver los acontecimientos del mundo como Dios
mismo los ve. Para ser objetivos en nuestros juicios
y no confundir la falsedad con la verdad, la mediocridad
con la perfección o el interés personal con el bien general.
10. Las tijeras del pecado.
Para podar aquello que sobra en el árbol de nuestra vida
social, política, matrimonial o personal. Vivir con Cristo
conlleva buscar el camino de la perfección para encontrarnos
con Aquel que es imagen de la perfección divina.
11. Los alicates de la palabra de Dios.
Para perfeccionar nuestra vida y, hacer de nuestra existencia,
una búsqueda de su presencia, de su voluntad y de su amor.
12. La llave del corazón.
Para abrirnos sin reservas y sin condiciones ante
un Jesús que nos invita a seguirle, a escucharle
y a ser más y mejores hermanos.
P. Javier Leoz
domingo, 24 de febrero de 2013
Recursos Catequesis Jueves Santo
Explicación de la Liturgia del Jueves Santo para niños:
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Escribe las palabras de Jesús en la Última Cena:
http://elrincondelasmelli.blogspot.com.es
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Fuente: http://educarconjesus.blogspot.com.es
Colorea las palabras relacionadas con el Jueves Santo:
Ficha Jueves Santo y la Eucaristía:
Laberinto Lavatorio de pies en Jueves Santo:
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Descifra el mensaje: ¿Qué ocurrió el Jueves Santo?
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Diálogo entre Pedro y Jesús en el lavatorio de pies:
Colorea el Lavatorio de pies:
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Sopa de Letras Jesús lava los pies a sus discípulos:
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Crucigrama Jesús lava los pies:
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Fuente: http://educarconjesus.blogspot.com.es
-Decididamente Jesús no deja de sorprendernos. Cuesta a veces entender algunos de sus gestos. Sobre todo cuando hoy estos gestos no quieren decir exactamente lo mismo. Parece un enigma. De hecho, para descubrir su sentido, basta decir que Jesús no obra sino por amor.
¡Y así no le falla nunca! Mírale, se pone de rodillas, Él, el Señor. Quiere hacerse pequeño y servir, hacer un gesto de acogida lleno de humildad. Te imaginas cómo al caminar, en tiempos de Jesús,
¡Y así no le falla nunca! Mírale, se pone de rodillas, Él, el Señor. Quiere hacerse pequeño y servir, hacer un gesto de acogida lleno de humildad. Te imaginas cómo al caminar, en tiempos de Jesús,
en seguida se manchaban los pies de polvo y sudor.
Se comprende, pues, cuánto se agradecía un poco de agua
en los pies al llegar.
Era un gesto de limpieza, pero también de acogida y delicadeza. Mira de nuevo a Jesús nos muestra una forma concreta de ponerse
Era un gesto de limpieza, pero también de acogida y delicadeza. Mira de nuevo a Jesús nos muestra una forma concreta de ponerse
al servicio de los hermanos.
Te veo, Jesús, realizar
gestos de ternura y de servicio.
Te contemplo y aprendo
a servir a Dios
y a servir a los hombres.
Te escucho, Jesús:
te vuelves al Padre,
después bendices el pan y el vino
y lo compartes con los hombres.
Te escucho y deseo
convertirme yo también
en pan y vino para los demás.
Tengo hambre, Jesús,
de conocerte mejor,
de rezar mejor,
de unirme más a ti.
jueves, 21 de febrero de 2013
martes, 19 de febrero de 2013
Nuevo Dibujo de Fano para el Segundo Domingo de Cuaresma
"Es mi Hijo, Hijo de Dios"
Subida al Monte Tabor.
domingo, 17 de febrero de 2013
Vía-Crucis, Via Lucis
Comentarios de las Estaciones del Ejercicio Piadoso del Vía-Crucis, Via-Lucis por D. Francisco Javier Olivares Chao, Vicario Parroquial de Santa María de Baiona.
La consideración de las Estaciones del Vía-Crucis, ha hecho muchos santos, y no podemos dejar de aprovechar en este tiempo de Cuaresma, en especial los viernes, para acompañar a Jesús por la Vía del Dolor, que además te ayudará a comprender, cada día un poco mejor, el esfuerzo sobrehumano del Señor por ti, el SACRIFICIO del HOMBRE DIOS por ti, que se entregó hasta la muerte... y una muerte de CRUZ!!!
Primera Estación.
Jesús es condenado a muerte.
No fueron los judíos el pueblo "deicida". Lo dejó bien claro Benedicto XVI. La política anduvo por medio. Los políticos de hoy le volverían a crucificar...y tú y yo también, porque nos nos decidimos a dar la cara por Él. El flojo de Poncio Pilato, que fue una marioneta en mano de aquellos agitadores, fue quien le condenó. Hizo lo mismo, que los políticos de hoy día lo hacen, con los argumentos que sean, políticamente correctos, los que le condenan a muerte en cada niño que asesinan en el seno materno. Y como nuestros votos también influyeron...
"Señor, pequé... Tened piedad de mí y de todos los pecadores. Bendita sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre". Amén.
(Al final de cada estación se repite esta jaculatoria)
*****
Segunda Estación.
Jesús carga con la Cruz.
Después de ver la película de La pasión de Cristo, pienso que no se cómo El Señor soportó el camino de la Vía Dolorosa. Dicen los santos que... para ayudarte a llevar la cruz de cada día. Llévala con dignidad, con garbo y con alegría cristiana, no solo con "resignación" o porque "no hay más remedio", porque Él va a tu lado siempre. Solo tienes que seguir sus pisadas, y ajustarlas al tamaño de sus pies humanos y divinos.
"Señor, pequé...
Tercera Estación
Jesús cae por primera vez
Si se ponen a consideración tres caídas, quiere decir que el Señor, nos puede señalar en cada una a un grupo concreto de sus seguidores. En la primera estamos señalados todos los cristianos, que caemos con frecuencia y necesitamos un ejemplo de firmeza, para levantarnos, para pedir perdón y para volver a comenzar y recomenzar. La vía dolorosa dura, muchas veces, lo que dura nuestra propia vida. Dice una refrán, que las risas no llegan para los lloros. Que los lloros sean, más bien, por nuestros pecados.
" Señor, pequé...
*****
Para acceder a las siguientes Estaciones
entra en:
Aprendemos el significado del Viacrucis
Es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la Cruz y posterior Resurrección.
Literalmente, Viacrucis significa "camino de la cruz". Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte. Dicho camino se representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman "estaciones". Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si recuerdas con frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta el Calvario.
Fuente: http://webcatolicodejavier.org/
¿Cuáles son las promesas de Jesucristo a los devotos del Viacrucis?
A la edad de 18 años, Estanislao, joven español, ingresó al noviciado de los “Hermanos de las escuelas cristianas", en Bugedo (Burgos, España). En la vida religiosa, este joven tomó los votos de religión que son: el cumplimiento de los reglamentos, avanzar en la perfección cristiana; y alcanzar el amor puro. En el mes de octubre de 1926, este hermano se ofreció a Jesús por medio de María Santísima. Poco después de haber hecho esta donación heroica de sí mismo, el joven religioso enfermó y meses después, murió. Fue en marzo de 1927.
Según el maestro de novicios, Estanislao era un alma escogida de Dios que recibía mensajes del cielo. Sus confesores y teólogos reconocieron estos hechos sobrenaturales como actos insignes. Su director espiritual le había ordenado escribir todas las promesas transmitidas por Nuestro Señor, entre otras las relacionadas con los devotos del Viacrucis.
Promesas para los devotos del Viacrucis:
1.- Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el rezo del Via Crucis.
Según el maestro de novicios, Estanislao era un alma escogida de Dios que recibía mensajes del cielo. Sus confesores y teólogos reconocieron estos hechos sobrenaturales como actos insignes. Su director espiritual le había ordenado escribir todas las promesas transmitidas por Nuestro Señor, entre otras las relacionadas con los devotos del Viacrucis.
Promesas para los devotos del Viacrucis:
1.- Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el rezo del Via Crucis.
2.- Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican a rezar el Via Crucis.
3.- Durante la vida, yo les acompañaré en todo lugar y tendrán mi ayuda especial en la hora de la muerte.
4.- Aunque tengan más pecados que las hojas de las hierbas que crece en los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán borrados por medio de esta devoción al Via Crucis. (Nota: Esta devoción no elimina la obligación de confesar los pecados mortales. Se debe confesar antes de recibir la Santa Comunión).
5.- Los que acostumbran rezar el Vía crucis frecuentemente, gozarán de una gloria extraordinaria en el cielo.
6.- Después de la muerte, si estos devotos llegasen al Purgatorio, Yo los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.
7.- Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Via Crucis; y mi bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
8.- A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
9.- Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde me complaceré en derramar mi gracia.
10.- Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía Crucis con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.
11.- Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que me honran, con el rezo frecuente del Vía Crucis.
12.- Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de mí porque Yo les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.
13.- En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e iremos juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis.
14.- Para estos devotos del Vía Crucis, Mi alma será un escudo de protección que siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí.
Fuente: http://webcatolicodejavier.org/
¿Cómo se reza el Via Crucis?
ORACIONES INICIALES
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla...
Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla...
Nosotros huimos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...
Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?
Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos.
¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo?
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?
Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos.
¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo?
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti. Y en tantas otras ocasiones.
Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán".
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán".
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.
Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda?
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.
Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda?
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia.
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres.
Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia.
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres.
Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.
Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz.
Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.
Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz.
Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas.
A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos. Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoísmo.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas.
A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos. Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoísmo.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias!
Has muerto por salvarme, por salvarnos. Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias!
Has muerto por salvarme, por salvarnos. Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí.
¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí.
¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que perdura. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que perdura. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6).
Unas piadosas mujeres fueron al sepulcro de Jesús muy temprano. El anuncio de la resurrección convierte su tristeza en alegría. Jesús está vivo y nosotros vivimos en Él para siempre. La resurrección de Cristo inaugura para la humanidad una renovada primavera de esperanza.
Jesús, enséñame a mantener siempre la esperanza.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro.
ORACIÓN FINAL
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.
Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.
Fuente: http://webcatolicodejavier.org/
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